viernes, 5 de noviembre de 2010

Chomsky: la gramática generativa


CHOMSKY  LA GRAMÁTICA GENERATIVA
Miguel Ángel Aguilar Alconchel

      El año 1957 fue testigo de la aparición del germen de la denominada “Gramática Generativa” tras la publicación de la obra de Noam Chomsky  Estructuras Sintácticas.   En este libro Chomsky expone que una gramática de constituyentes inmediatos no es totalmente válida  para explicar el mecanismo mediante el cual los hablantes de una lengua son capaces de producir y entender oraciones. Podríamos definir el concepto de gramática como un conjunto de oraciones gramaticales. Chomsky objeta que existe un infinito número de oraciones en cada lengua por lo tanto tenemos que asumir que los seres humano están equipados  con un mecanismo finito de conocimiento que les permite construir e interpretar un infinito número de oraciones. Este sistema  finito de principios es conocido como “la gramática interna del lenguaje”. Chomsky afirma que una gran parte de esa gramática interna es innata por lo que los seres humanos poseen un mecanismo genético que les permite aprender una lengua. 

      Se puede estar o no de acuerdo con sus teorías, pero lo que es seguro es que no dejan indiferente a ningún estudioso de sus postulados.

Introducción 

 Noam Chomsky (Filadelfia, 1928) es el fundador de la lingüística generativa y transformacional. Nacido en el seno una familia de origen ruso-judía instalada en Estados Unidos desde hace varias generaciones. Chomsky estudió en la Universidad  de Pennsylvania la lingüística estructural con Z.S.Harris, seguidor de Bloomfield en la línea ortodoxa de su mecanicismo, en el estadio formal del lenguaje y en la lógica matemática.

Es uno de los lingüistas universales que han transformado los conceptos más esenciales de la gramática general. Su renovadora labor ha creado escuela y son muchos los que le siguen hoy en todo el mundo, arrastrados por su convincente exposición de la gramática generativa. Desde 1955 es profesor de lenguas modernas y de lingüística general en el instituto de tecnología de Massachussets.

Su primera obra,  “Estructuras sintácticas” (1957), cuestiona los fundamentos epistemológicos de la lingüística estructural. El modelo transformacional que propone ofrece una fuerza explicativa s uperior e introduce los conceptos de gramaticalidad y de creatividad: todo hablante nativo posee una cierta intuición de la estructura de su lengua que le permite, por una parte, distinguir las frases gramaticales de las frases agramaticales, y por otra, c omprender y transmitir infinidad de frases inéditas.

En Aspectos de la teoría de la sintaxis (1965) perfecciona su concepción de la sintaxis y sus relaciones con la fonología y la semántica en el marco teórico mucho más elaborado de la gramática generativa. Al mismo tiempo señala la existencia de una tradición que prefigura sus concepciones, la gramática de Port Royal y los trabajos de Humboldt.

En el Lenguaje y el entendimiento (1968) demuestra cómo sus concepciones sintácticas se integran en una teoría general de psicología del conocimiento y de filosofía del lenguaje.

Otra de sus obras,  Estructura Profunda, Estructura Superficial e Interpretación semántica (1971) hace puntualizaciones concernientes a su teoría como respuesta a las críticas hechas a los partidarios de la semántica generativa.

Chomsky es igualmente conocido por sus posiciones políticas radicales. Por razones de estado (1973), Derechos humanos y política exterior americana (1978), Baños de sangre (1979)   y otra serie de obras totalmente o puestas a la política exterior de Estados Unidos de América.

En una palabra, sus concepciones lingüísticas coinciden exactamente con su talante humanista, que le ha hecho militar frontalmente a la política de USA. Por eso, quizás, ha encontrado más oposic ión de la que, en principio, debería haber encontrado. 

Su lógica matemática, la teoría de los conjuntos y el cálculo de matices han horrorizado tanto a los matemáticos como a los lingüistas puros. Se podría hablar de una “matematización” de los métodos lingüísticos a fin de que puedan satisfacer los principios científicos que propone.

En su vida hay que distinguir dos épocas: la primera (desde 1955 a 1966) se caracteriza por un recurso exclusivo de lo formal y un dejar aparte la significación en la línea de Bloomfield.        

Es la época discordante con la lingüística europea. La segunda (a partir de 1966) es un cambio brusco y completo con  La lingüística cartesiana (1966) y El lenguaje y el entendimiento (1968)  donde comienza a preocuparse de la significación o semántica. Es aquí donde adquiere una gran complementación de lo anterior y la lingüística europea pasa de las críticas a un interés por su teoría científicamente atractiva.

Hay que reconocer que la teoría de Chomsky es específicamente para una  lengua, la lengua inglesa, pero pretende ser general y universal.

Capacidad, competencia y actuación lingüísticas 

Para Chomsky, cualquier individuo dotado de la facultad de hablar es capaz de expresarse en su propia lengua con corrección e interpretar y  entender lo que otro individuo de su comunidad lingüística le pueda comunicar. Es decir, como el ser humano posee la facultad de hablar y conocer la lengua, entendiendo por conocer la lengua, no los conocimientos científicos sobre la misma, sino los mecanismos necesarios para expresarse en su lengua. Es a lo que llama Chomsky la “competencia lingüística”.

Esta competencia está interiorizada, pero se exterioriza en cada acto lingüístico, y es a lo que llama Chomsky  “actuación lingüística” o manifestación de la competencia. Esta dicotomía es para Chomsky el primer requisito de la gramática generativa, relacionada con la distinción lengua/habla de Saussur. Pero no identificada, porque la “lengua” Sausurena es una visión estática de la lengua, mientras que la de Chomsky es una visión dinámica.

La gramática Generativa

Por tanto, la tarea del lingüista consistirá en hallar el sistema práctico que implique la competencia y que será expresado en forma de reglas cuyo conjunto constituye la gramática.

Así, podemos  decir que la gramática generativa es el conjunto de reglas que permiten generar todas y cada una de las manifestaciones lingüísticas de una lengua. Pero para elaborar esa teoría lingüística se podría: 
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Descubrir la gramática de una lengua sobre la base de un corpus representativo y garante. Chomsky piensa que esto es imposible.
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Decidir si una gramática ya existente es adecuada o no lo es. Sin premisas de criterio, sería un apriorismo inadmisible.
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Valorar unas cuantas gramáticas e intentar aproximarse a la descripción más perfecta.

Para Chomsky es lo único asequible.

Hay que anotar que la solución última implica a la segunda, por lo que se viene a caer en el condenado apriorismo. En esta primera selección, Chomsky está muy lejos de Hjelmslev y de la escuela europea en cuanto a premisas lógicas.

Chomsky lleva razón al decir que una teoría debe ser independiente del material concreto que se va a describir con ella. Pero una teoría exige un número de premisas implícitas que se reducen al mínimo, y las definiciones sucesivas deben ir siempre apoyadas en lo ya expuesto. En la práctica equivale esto a la necesidad de introducir las definiciones previas antes de las que las presuponen; es decir, partir de lo más sencillo para llegar a lo más complejo como lo exigen la segunda y tercera reglas cartesianas. 

Gráficamente, en Copenhague y en la escuela europea se intenta construir en este orden: 


TEORÍA-----------------à GRAMÁTICA--------------àDESCRIPCIÓN
 
Sin embargo, Chomsky toma la teoría d e las gramáticas más logradas, no se detiene a definir los conceptos teóricos básicos que luego va a emplear, como “verbo”, “sustantivo”… Y, sobre esa teoría, deducida de otras gramáticas no elaboradas científicamente, organiza su gramática de reglas generativas.

La pregunta es la siguiente: ¿si no resulta esa teoría por fallo científico de los fundamentos en que se apoya no probados lógicamente?

La respuesta de Chomsky es sencilla: ¡Se cambia! Es lo que ha hecho en su segunda época. La teoría gramatical  está sujeta a revisiones continuas. Y esto es necesario precisamente por el dinamismo cambiante de la realidad de la lengua.

Hay otra pregunta: ¿si resulta exacta esa teoría tras ciertos perfeccionamientos? Es lo que constituye la base de toda invención,  de todo descubrimiento basado en el “dominio del azar”, algo cautivador y atrayente en sumo grado. No nos extraña que la lingüística transformacional haya sido calificada de “maravillosa aventura”.

La adecuación: gramaticalidad y aceptabilidad

La competencia lingüística que posee un hablante le impide generar frases que no pertenezcan a su lengua o frases antigramaticales. De igual modo, una gramática generativa va a satisfacer las condiciones de adecuación. Esta adecuación es doble.
  
La gramática generativa deberá cumplir, primeramente, el requisito de la gramaticalidad, que es la adecuación de la gramática a la competencia. Es decir, no generará frases descabelladas ni disparatadas. Aquí gramaticalidad no tiene nada que ver con corrección o norma.

Pero no es suficiente que las frases sean gramaticales. La gramática generará, además, frases con aceptabilidad, que es la adecuación de la gramática a la actuación.

Estos dos conceptos de gramaticalidad y aceptabilidad, serán los criterios que valorarán una gramática, el primero a nivel de competencia y el segundo a nivel de actuación.

El inconveniente que se puede oponer a Chomsky es doble: 
  
  ­ En primer lugar, únicamente un nativo tiene el criterio de gramaticalidad y aceptabilidad. Luego se convierte en regla para una sola lengua y no se da el criterio de generalidad.
  ­ Y en segundo lugar, la gramática pone tablas al hablante que utiliza figuras y recursos aparentemente disparatados, pero que son válidos para la expresividad y el lenguaje poético o literario. 
  
La estructura profunda y la estructura superficial

Chomsky nos recuerda que un lenguaje es un conjunto finito o infinito de frases, todas de longitud finita y construidas con repertorio finito de elementos, principio muchas veces  formulado pero pocas veces aprovechado.

Aquí se muestra el carácter generativo de la gramática, la cual, a partir de unos componentes y de sus reglas de composición, genera todas las frases de la lengua que explica.

Esta gramática trabaja a dos niveles. Uno se sitúa en la estructura profunda, latente en la competencia; el otro en la estructura superficial, patente en la actuación. De ahí que toda frase tendrá esa doble estructura.

La estructura profunda genera la estructura superficial o de superficie. Entre la estructura profunda y la estructura superficial aparecen los procesos de transformación. De ahí la gramática transformacional.

Los componentes gramaticales

El dominio genuinamente lingüístico es el gramatical. Si admitimos  – y parece indiscutible  – que en la lengua hay un nivel fonológico, un nivel sintáctico y un nivel semántico, la gramática constará de los siguientes componentes: 

a)  Componente sintáctico: primordial y generador de estructuras.
b)  Componente semántico: asigna significado a esas estructuras.
c)  Componente fonológico: permite que esas estructuras se hagan perceptibles.

La disposición jerárquica de esos tres tipos de componentes gramaticales puede expresarse como una jerarquía de dependencias: 
  
Componente sintáctico

Componente semántico                                                     Componente fonológico

 En esto la lingüística de Chomsky se separa definitivamente de la de los seguidores de Bloomfield.

Además, un sistema es un lenguaje enormemente complicado. Pero la descripción conjunta de esos niveles, aunque diferenciados, serán mucho más sencilla que la descripción independiente de las diversas estructuras de cada uno de ellos.

  De todas maneras el componente con capacidad generativa es el sintáctico por: los otros dos son componentes interpretativos.

 El componente sintáctico aparece construido por: 

a)      base: conjunto de reglas que generan las estructuras profundas. Está compuesta por:
 
·  Un componente categorial o conjunto de reglas reescriturales que definen las relaciones gramaticales de los elementos de una cadena discursiva.
·  Y por un lexicón, especie de diccionario en el que los términos se definen por un conjunto acabados de rasgos selectivos que aportan una información semántica y gramatical. Estos rasgos entran en el proceso generativo después de haber desarrollado las reglas del componente categorial, al cual se le otorga una interpretación semántica.

b)  las transformaciones: reglas que van a convertir las estructuras profundas en estructuras superficiales. Decimos estructura y no cadena discursiva, pues esta aparecerá sólo y cuando haya actuado el otro componente interpretativo, el componente fonológico.

Conclusión

  Chomsky ha llegado a construir un avance formidable en la historia de la lingüística. Y esto por varias razones: 

1.- Hasta ahora se concebía la gramática como un elemento encorsetador que, lejos de ayudar a la actuación de la lengua, la frenaba y le impedía su desarrollo vital.

2.- Ha hecho que concibamos la lengua como algo vivo que crece y se desarrolla con el uso libre del pueblo.

3.- La competencia del ser humano para utilizar y realizarse mediante la lengua es un axioma indiscutible después de Chomsky.

4.- Todos los hombres tienen capacidad para crear ilimitados mensajes con su propia lengua.

5.- La gramática generativa y transformacional de Chomsky supone una superación de la doctrina de Saussure.

6.- Gracias a la lingüística generativa y transformacional, se abre un nuevo enfoque mucho más definitivo para la consecución de una verdadera ciencia lingüística.

7.- El análisis estructural consiguió una descripción de los constituyentes lingüísticos meramente estático. El análisis generativo es una situación nueva: mucho más dinámica, inventora, con vistas hacia el futuro.

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Bibliografía
H. Contreras:  Los fundamentos de la gramática transformacional, México, siglo XXI,
1971.
J. Lyons: Chomsky, Londres, Collins Sons, 1970. Edición original en inglés.
J. Nivette: Principios de gramática generativa. Madrid, Fragua, 1973.
Vidal Lamiquiz, Lingüística Española. Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1973.


 
Extraído de: Revista Digital número 7, Volumen 3, de Marzo de 2004

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