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sábado, 6 de noviembre de 2010

Lingüística en la Edad Media

 

La lingüística en la Edad Media

Las características de los estudios lingüísticos durante la Edad Media son consecuencia directa de ciertas condiciones socioculturales. Fundamentalmente, la ausencia de una clase ilustrada fuera del ámbito religioso, característica del régimen feudal, llevó a la entronización del latín como única lengua de la cultura, con la consiguiente falta de escritura para las lenguas vernáculas europeas. Por otra parte, luego de la caída del Imperio Romano, las lenguas vernáculas europeas se alejan progresivamente del latín clásico.

A diferencia de Grecia o Roma, entonces, la descripción gramatical en la Edad Media se ocupa de una lengua muerta, puramente escrita, por lo que áreas como la fonética, que había alcanzado bastante desarrollo en Grecia y Roma, desaparecen de los estudios lingüísticos.

Por otra parte, a partir de Boecio (siglo VI), la gramática formará parte del trivium medieval: junto con la lógica y la retórica constituye una de las disciplinas imprescindibles en la formación de los hombres letrados. Como obras de autoridad circulan la ya citada gramática latina de Prisciano y la de Donato (siglo IV), a las que otras obras sólo agregan comentarios y glosas (como los de Isidoro de Sevilla en el siglo VII).

Desde el punto de vista teórico, durante la Edad Media prácticamente se reproducen las discusiones de la Antigüedad, tomando como fuente de autoridad a Aristóteles. Lo más original que se haya producido en todo ese período histórico –observa Robbins (1967)- llega recién con el espíritu universalista en las gramáticas especulativas en el período de la filosofía escolástica (1100-1350), como en la observación de Roger Bacon de que hay una sola gramática en todas las lenguas, y que las particularidades son meras variaciones accidentales.

También corresponden al período escolástico las discusiones semánticas, como la naturaleza de la significación (por ejemplo, si un signo actúa o no como sustituto de una persona, cosa, etc.), así como el establecimiento de una serie de oposiciones básicas para la lingüística moderna: significado y referencia, connotación y denotación, intensión y extensión. Otro de los puntos de atención privilegiado por la filosofía escolástica, vigente hoy en día, es la distinción entre el lenguaje objeto y el metalenguaje, que permite diferenciar El Papa es Juan de “Papa” tiene cuatro letras.

Copiado de: http://www.educ.ar/

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